Radiación solar:
Es el conjunto de radiación electromagnética
emitida por el sol de diferentes frecuencias (luz visible, infrarrojo y ultravioleta).
La luz visible son las radiaciones comprendidas entre 0,4 µm y 0,7 µm pueden
ser detectadas por el ojo humano. Existen radiaciones situadas en la parte
infrarroja del espectro de la cual una parte es ultravioleta. No toda la
radiación alcanza la superficie de la Tierra, porque las
ondas ultravioletas más cortas son absorbidas por los gases de la atmósfera.
La magnitud que mide la radiación solar que llega a la Tierra es la irradiancia,
que mide la potencia que por unidad de superficie alcanza a la Tierra.
Radiación ultravioleta:
Es la radiación de menor longitud de onda
(360 nm), la cual lleva mucha energía e interfiere con los enlaces
moleculares. Especialmente las de menos de 300 nm, que pueden alterar las
moléculas de ADN, muy importantes para la vida. Estas ondas son absorbidas por
la parte alta de la atmósfera, especialmente por la capa de ozono.
Radiación visible:
La radiación correspondiente a la zona
visible cuya longitud de onda está entre 360 nm (violeta) y 760 nm
(rojo), por la energía que lleva, tiene gran influencia en los seres vivos. La
luz visible atraviesa con bastante eficacia la atmósfera limpia, pero cuando
hay nubes o masas de polvo, parte de ella es absorbida o reflejada.
Radiación infrarroja:
La radiación infrarroja de más de
760 nm es la que corresponde a longitudes de onda más largas, y lleva poca
energía asociada. Su efecto aumenta la agitación de las moléculas, provocando
el aumento de la temperatura. El CO2, el vapor de agua y las pequeñas gotas de
agua que forman las nubes absorben con mucha intensidad las radiaciones
infrarrojas.
La atmósfera se desempeña como un filtro,
ya que mediante sus diferentes capas distribuye la energía solar para que a la
superficie terrestre sólo llegue una pequeña parte de esa energía. La parte
externa de la atmósfera absorbe parte de las radiaciones, reflejando el resto
directamente al espacio exterior, mientras que otras pasarán a la Tierra y
luego serán irradiadas. Esto produce el denominado balance térmico, cuyo
resultado es el ciclo del equilibrio radiante.
Según el tipo de radiación se conoce que
de los 324 W/m² que llegan a la Tierra, en la parte alta de la atmósfera
(1400 W/m² es la constante solar); 236 W/m² son reemitidos al espacio
en forma de radiación infrarroja, 86 W/m² son reflejados por las nubes y
2 W/m² son reflejados por el suelo en forma de radiaciones de onda corta.
Pero el reenvío de energía no se hace directamente, sino que parte de la
energía reemitida es absorbida por la atmósfera originándose el efecto invernadero.
La atmósfera es diatérmana,
es decir, que no es calentada directamente por la radiación solar, sino de
manera indirecta a través de la reflexión de dicha radiación en el suelo y en
la superficie de mares y océanos.
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